Crónica del concierto de DEGREED que ofrecieron el pasado 8 de noviembre en Madrid acompañando a H-E.A.T.
¡Por fin!, tras seis años y cuatro discos, he podido ver en directo a una de mis bandas actuales favoritas, y no puedo decir otra cosa, que ¡olé, olé y olé!
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Si habéis escuchado a Degreed estaréis conmigo en que son una banda imposible de catalogar, mezclan como nadie todos los estilos del Rock, lo mismo te hacen Hard Rock, que te hacen Pop, un rollo progresivo o un rollo heavy metal. Creedme, es así.
Pues eso mismo, y sin artificios, es lo que hacen en directo, saben plasmar a la perfección su idea musical, pero de una manera natural y sin ningún tipo de apoyo, lo que lo hace todavía mejor, yo soy, lo he dicho muchas veces, de los de no meter nada artificial y que suene todo directo y natural, esos apoyos debe ser para los discos en estudio, para eso están.
Mientras sonaba Deep Purple, salieron los miembros de la banda, Robin Eriksson, bajo y voz, Mats Eriksson, batería, Daniel Johansson, guitarra y Mikael Jansson, teclista, con cervezas en la mano y brindando con el público durante un buen rato. Comienzo original y que hace ganar puntos para ese tan difícil punto de ganarse al público.
Arranca DEGREED
Comenzaron con Black Cat, la primera canción de su disco de 2013, We Don´t Belong, para luego enlazar con Save Me, Sugar, ambas del último, llamado Degreed, con Capture By The Moment, la gran versión que hacen del tema de Steve Perry, y que han incluido en su primer disco Life, Love, Loss, y con What If, también del We Don´t Belong. Las melodías inundaban La Riviera, la voz, aunque un poco cansada de Robin, trasmitía esa fuerza, esa energía, que sale del corazón y las teclas, tan maravillosas y protagonistas.
Empezaron a darse cuenta de que el público madrileño, en cuanto les dan calidad, lo da todo y engancha con los músicos, y aunque no había mucha gente que los conocía, animaba y le daba cariño a la banda. Esto, como decía, lo percibieron, y no pararon de dar muestras de cariño y de indicar que el bolo que estaba viviendo estaba siendo uno de los mejores de siempre.
Entre las dos canciones lentas del set list, Tomorrow, con esa fuerza que dan los teclados y las guitarras, y If Love Is A Game, que tocaron solo teclista y voz, preciosa, tuvieron su versión más dura plasmada en War!, una canción súper dura y rapidísima en la que te das cuenta, si no lo habías hecho antes, de lo burro que es Mats, el batería, ¡qué manera de golpear los parches!
Shakedown y A Little Bit, pura melodía volvieron a hacer las delicias del público para acabar con The Scam, la primera del disco Dead But Not Forgotten, que fue pura caña, riff de guitarra maravilloso, batería rapídisima, teclados casi siniestros y voz desde el corazón.
Degreed, ¡qué naturales y qué buenos son!. Por favor, ¡volved pronto!
Crónica realizada por Ape Navarro
No te pierdas nuestra entrevista con Degreed
