Review. The Dark Element – «The Dark Element» (Frontiers)

spot_img
spot_img

Te contamos qué nos ha parecido el nuevo proyecto de Frontiers Records que une a Anette Olzon con Jani Liimatainen.

Anette Olzon. La cantante que tuvo que ocuparse de la misión imposible de sustituir a Tarja en Nightwish y que al cabo de unos años tuvo que cederle el puesto a la inconmensurable Floor Jansen. Casi nada… La cantidad de veces que por estas cosas pasamos por alto el hecho de que Anette es una grandísima cantante. Este disco, que compone el antiguo guitarrista de Sonata Arctica, Jani Liimatainen, ayuda a poner remedio a esta injusticia, y es una de las razones por las que me ha gustado tanto.

[the_ad id=»7218″]

Para ser sincero, esperaba encontrar muchos más arreglos orquestales y más pomposidad en este disco. Es cañero, muy cañero. Y a la vez, melódico hasta la médula. La mano de Jani se nota mucho. Es un disco muy guitarrero y muy cercano al sonido del power metal del norte de Europa. Anette está tremenda en todas y cada una de las canciones. Creo que de todo lo que he escuchado con ella al frente este es el disco que más le hace justicia. Bueno, quizá con la excepción de aquel temazo de Brother Firetribe llamado “Heart Full of Fire”, que valía por todo el disco.

The Dark Element Tema a Tema

El disco comienza con «The dark element». Intro con arreglos electrónicos, furioso riff de Jani, que va y viene a lo largo del tema y mucha presencia de teclados (una constante a lo largo del disco). Base rítmica contundente, con una Anette contenida en las estrofas y más fiera en el estribillo. Sin duda un gran tema para abrir el disco, y por supuesto cualquier concierto de la banda. Ah, y un grandísimo solo de guitarra.

Con el primer tema ya tienen toda nuestra atención, y el segundo mantiene la línea. “My sweet mistery” tiene uno de los mejores y más pegadizos estribillos del disco, un trabajo impecable de guitarra y teclados, y una producción perfecta. Todo el disco suena espectacular, pero este tema, por su complejidad musical, alternando partes ultra heavies, con toques acústicos, teclados, y a la vez dando todo el protagonismo a la parte vocal, destaca entre el resto. Uno de los temas que han elegido para presentar el disco. Gran decisión, pues resume a la perfección el tono del mismo y la actitud de la banda. Aquí lo tenés:

En «Last Good Day» nos dan un pequeño respiro y la banda baja las revoluciones. Este medio tiempo -con sus toques cañeros, eso sí- es un gran tema bastante cercano al sonido de grupos como Within Temptation en sus temas menos sinfónicos, que enlaza perfectamente con el siguiente, «Here’s to you», algo más movido pero en la misma línea, muy melódico y pegadizo.

“Someone you used to know” es una maravilla. Sencillita y sin florituras al principio, va creciendo poco a poco. El piano y unos arreglos de teclado son suficientes en el inicio para acompañar a la voz de Anette. Se van uniendo guitarras acústicas, segundas voces y batería a medida que la canción va cogiendo fuerza. Enorme solo acústico que da paso a un puente hacia la parte final de la canción, ya con toda la banda y Anette saliéndose por completo, hasta llegar a una conclusión que enlaza con el principio del tema. Preciosa balada.

Criticas-de-rock-and-blog-the-dark-elemente-portada-album

El disco en este momento enlaza tres momentos memorables: “Dead to me”, un contraste brutal con el anterior tema. Guitarra rítmica salvaje y toques progresivos en una canción rápida y agresiva conducida por el doble bombo, que dan paso a “Halo”, trallazo, y sin embargo uno de los temas más melódicos del disco. «I cannot raise the dead» es otra joya, un estribillo glorioso, muy comercial y que seguro funciona genial en directo.

Vamos llegando al final. «The ghost and the reaper» acelera una vez más el tempo. Para mí es el tema menos destacable del disco, quizá porque es el más previsible y el que más me recuerda a Nightwish. «Heaven of your heart» es otra grandísima balada, melancólica y tranquila. Apenas hay nada más que voz, piano y teclados, hasta que llega el solo, casi por sorpresa, crema absoluta. Para cerrar, «Only one who knows me», guitarrera, con un sonido moderno y un extraño buen rollo que es el broche perfecto para un disco sorprendentemente bueno.

Frontiers es una discográfica única aunando talentos, véase Sweet y Lynch, Kiske y Sommerville, o Erik Martensson con quien quiera que sea. Este disco es otra pequeña joya en su catálogo. Esperemos que como en casi todos los proyectos paralelos que Frontiers patrocina tengamos por lo menos una segunda parte.

 

Crítica realizada por Oscar D. Martinez

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí