Review. TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN (Snakefarm Records)

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Reseña de Rock and Blog del nuevo trabajo de TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN publicado por ShakeFarm Records bajo el título «TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN»

En nuestras manos tenemos el segundo larga duración de los americanos TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN, después del prometedor álbum de debut Wild Child de 2013. Cuatro años y un EP después, y tras interminables giras abriendo para bandas míticas como Aerosmith, Jeff Beck, ZZ Top, AC/DC, Alice Cooper o recientemente Guns´n´Roses, el cuarteto de Nashville, capitaneado por el genial guitarrista Tyler Bryant, nos presenta su disco definitivo en el que recogen todas estas experiencias, y que han decidido bautizar con el propio nombre del grupo a modo de disco fundacional.

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Producido por John Fields (Soul Asylum, Paul Westerberg), la banda se presenta con un sonido muy hard rock americano de los 90, que nos recuerda por momentos a los Mötley Crüe de John Corabi, con reminiscencias de Aerosmith (nada de extrañar teniendo en cuenta que una de las guitarras corre a cargo de uno de los vástagos de Brad Whitford), y unas gotas rock con acento sureño, como no podría ser de otra manera en una banda con raíces tejanas y residente en Nashville.

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Recorremos el trabajo de TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN  tema a tema

El disco se abre con “Heartland”, un tema muy hardrockero, con un potente riff que se repite a lo largo del tema, alternado con una sección de guitarras limpias hipnótico-psicodélicas.

Continúa con “Don’t mind the blood”, un tema que bebe de la fuente del mismísimo Alice Cooper, con aires de pura fiesta del rock’n’roll.

“Jealous” supone un cambio radical en el devenir del disco, se trata de un medio tiempo sobre una base de samplers electrónicos, voces distorsionados, en un claro coqueteo con los sonidos psicodélicos.

Con “Backfire” se recupera la senda del hard rock, riffs de guitarra contundentes sobre una sólida base de batería. A destacar las influencias orientales en el solo de guitarra y que serán protagonistas en alguno de los temas del disco.

“Ramblin bones” nos traslada inmediatamente al sur de los Estados Unidos. Blues rock de la vieja escuela alrededor del slide de la guitarra.

De vuelta a la fiesta, “Weak and weapin” tiene un alma funky en torno a un riff de guitarra que a los amantes del hard rock de los 80-90 nos va a resultar muy familiar.

“Manipulate”, construido sobre una machacona línea de bajo, nos muestra una versión intimista y melódica de la banda, llevándonos a terrenos más propios del rock nórdico.

En  “Easy Target” nos encontramos con el tema más guitarrero, con riffs potentes y pesados, y en el que las armonías de la parte vocal desempeñan un papel muy destacad.

Blues, psicodelia y sonidos orientales se mezclan para conformar “Magnetic Field”, tema en el que la banda nos muestra su lado más experimental.

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El disco se cierra con dos temas que nos muestran a una banda de contrastes, el primero, “Aftershock” por tratarse de uno de los temas más oscuros en una línea Stoner, y seguidamente “Into the black”, una balada blues en tono personal, íntimo, que cierra un magnífico disco de una banda que está llamada a hacer grandes cosas en el panorama del hard rock.

Conclusión TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN

En resumen, estamos ante un disco de madurez de una banda con casi 10 años de trayectoria con el que van a disfrutar los amantes del hard rock americano y el rock sureño por igual. Con una producción vintage y pequeños guiños a la psicodelia y los sonidos orientales, TYLER BRYANT & THE SHAKEDOWN es una apuesta de presente y de futuro.

Crítica realizada por Luis J. Trevino

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