Crítica de PLEURA “BAKARRILKETA” (2020)

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Repasamos el nuevo álbum de Pleura que bajo el título “BAKARRILKETA” nos ofrece todo lo que puede desear un amante del rock

Pleura es una banda de rock navarra formada en el año 2018 cuando Ion y Olaia, antiguos integrantes de la banda de folk Lamia, deciden probar con algo más duro junto a Unai y Julen. Partiendo de una base dura y directa, las “conversaciones” entre la voz y la guitarra están a la orden del día, así como las influencias que cada miembro ha aportado forjando esos toques metaleros y bluseros que le otorgan un sonido tan diferente.

Sobre  “BAKARRILKETA”

En diciembre de 2019 los navarros entraron al estudio para grabar lo que sería su primer disco, y finalmente, el 3 de noviembre del 2020, vio la luz “Bakarrilketa”. En él mezclan lo personal con las historias problemáticas sociales menos visibilizadas, lo cual creó un cóctel Molotov que llega hasta nuestros oídos en forma de pesados riffs de guitarra y sorprendentes solos que dejarán a más de uno con ganas de más. ¡Vamos a analizarlo!

PLEURA “BAKARRILKETA” TEMA A TEMA

El disco comienza con “Hasiera”. El electrizante abanico de acordes iniciales, que llenan la atmósfera sin distorsión, pronto son impulsados con una batería que amenaza con volvernos locos. Además, no viene sola, pues el bajo y la guitarra, ahora distorsionada, tocan la misma melodía inicial para darnos la bienvenida. ¡El disco promete!

El redoble de batería con la que acaba la introducción sirve como presentación de “Nun Zabiltza” que desde un principio derrocha adrenalina por cada nota. Las guitarras empiezan a hacer menos acto de presencia a favor de la voz de Olaia cuando comienza el verso para volver con ese riff principal tras cada estrofa. También suenan unos gritos guturales tan típicos de los estilos metal más pesados.

Con las pilas bien cargadas de energía llega el galopante riff principal de “Errainua Solte”. Vamos entrando poco a poco, viendo cómo evoluciona conforme los golpes de batería van agudizando hasta que todo estalla por los aires. Cabe destacar la labor del bajo en este tema, tan presente en el verso del mismo, así como los constantes arreglos de guitarra que tienen lugar sobre el riff principal.

Grixak” comienza con una línea de guitarra que parece responder al ritmo que lleva la principal junto al bajo. Algo parecido ocurre durante el resto de la canción: una melodía de guitarra en tonos más agudos sobre un ritmo central más duro. Durante el verso los arreglos de guitarra responden a la voz principal llenando los silencios que Olaia deja entre estrofas. Finaliza con el primer solo de este disco.

Unos rasgueos de lo que parece ser una guitarra acústica se introducen junto a la dulce voz de Olaia. Pronto el metal vuelve a vibrar en nuestro pecho cuando lanzan ese riff ametrallador tan veloz que de nuevo podríamos relacionarlo con los estilos más pesados de metal. Durante el verso se toca el mismo riff principal utilizando la típica técnica del palm muting para dar mayor presencia a la voz de Olaia. Aún con lo heavy de la canción podemos apreciar toques de blues en ciertos arreglos que pueden llegar a pasar desapercibidos.

Bakarrilketa II”, la canción más corta del álbum, es tan sólo un soliloquio en euskera acompañado de un fondo lluvioso.

Larru Onaren Truke” comienza con una melodía eléctrica que parece ir a estallar en cualquier momento. Y, efectivamente, así ocurre cuando la batería lo dictamina. Arpegios y armónicos son algunos de los recursos usados a lo largo del tema para darle más emoción y sentimiento al tema. La batería, con un ritmo más infernal que nunca, no pasa desapercibida en un tema donde la voz de Olaia se luce al máximo cuando, acompañada con el leve sonido del bajo, canta prácticamente a capela. Todo ello justo antes del solo más emotivo del álbum.

Sin perder el tiempo comienza “Aintzinago Zaude” con dos guitarras tocando al unísono una misma frase, cada una en un tono distinto para darle ese toque canalla que nos dará ganas de saltar por todas partes. Este riff se repite después de que, en cada verso, Olaia exprima su voz al máximo con ese tono rockero que no desvaría en ningún momento.

La batería da comienzo a “Soketan”, un tema donde una de las guitarras vuelve a ofrecernos uno de esos fraseos agudos mientras la otra va marcando el ritmo principal junto al bajo. Sin embargo, en esta canción el riff principal se repite incluso durante el estribillo en un volumen más bajo para darle a Olaia el protagonismo que merece. El solo tan sucio que se escucha en medio del tema encaja a la perfección con la estética tan canalla no sólo de esta canción, sino del álbum entero.

Un riff muy pesado suena en “Deathcruss”. Durante el verso, además de la voz principal, el bajo suena junto a una guitarra eléctrica sin distorsionar que va tocando distintos arpegios hasta que, en el estribillo, todo vuelve a estallar por los aires de nuevo. Ese final demoledor con el grito de Olaia junto a los gritos guturales son una auténtica muestra del potencial y dinamismo de la banda.

Finalmente llega “Lokaleko Argiak” introducido por una guitarra eléctrica sin distorsionar que se va marcando unos arpegios hasta que, durante unos pocos segundos, activan la distorsión en el riff que precede al verso, donde nuevamente desaparece la distorsión. Por supuesto, vuelven a recuperarla a partir del segundo verso. Podemos incluso escuchar un bajo más crujiente que nunca que pone la guinda del pastel. La atmósfera se torna más tranquila cuando el ritmo decelera y la guitarra, sin distorsión, va marcando un ritmo junto al bajo, la voz de Olaia y un gran solo que se vuelve más heavy cuando la banda recupera el tono que le proporciona la distorsión. Sin duda, un gran cierre para un discazo como éste.

CONCLUSIÓN

Estamos ante uno de esos discos que podríamos estar escuchando en bucle días y días sin llegar a cansarnos. Los riffs tan poderosos de guitarra, la línea crujiente de un bajo que se aprecia mucho más que en otras bandas, los ritmos galopantes y frenéticos, los constantes cambios de tono en las guitarras y de distorsión, la voz tan rockera de Olaia. Todo se convierte en metralla que llega hasta nosotros de la mejor manera posible: en forma de un auténtico discazo. Esperamos poder verles pronto en directo. ¡No aguantamos más!

La canción que recoge todas las características citadas y las exprime para que obtengamos la mejor música rock es, sin lugar a dudas, Larru Onaren Truke. Con ese solo tan bonito con el que cierran el tema, ese riff demoledor de guitarra, los armónicos que le dan tanta dramatización a una canción en constante cambio… Todo el conjunto es el detonante de una gran bomba de destrucción musical que nos hará bailar como si no hubiera un mañana.

Reseña de David Medrano

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