Crítica del álbum de DEPRAVITY  «Grand Malevolence» (2020)

Resumen

Desde las antípodas nos llega el segundo disco de DEPRAVITY, un álbum de Death Metal con una técnica diferente pero tan igual a las bandas clásicas, suena paradójico pero así es.

«Grand Malevolence» es el segundo trabajo de DEPRAVITY que logra mantener el alto nivel de su anterior entrega

Todos sabemos lo fundamental que puede ser ese segundo álbum en la discografía de una banda, es dejar el anonimato para comenzar a trazar un camino. Cuando una producción preliminar atrae y entusiasma al público, todos los ojos se dirigen inmediatamente a lo que viene a continuación. Hace dos años, DEPRAVITY, hizo un estreno magnífico. Ahora nos traen «Grand Malevolence» en forma de seguimiento con algo que demostrar, y dejando claro que han llegado para quedarse.

Después de lanzar un álbum flamante y original llamado «Evil Upheaval», los gigantes australianos del Death Metal DEPRAVITY  avanzan a el siguiente nivel con su nuevo álbum «Grand Malevolence», que para cerrar este año es uno de los más aniquiladores que he disfrutado. Muestra una evolución técnica formidable por contener composiciones que combinan toda la brutalidad que nos pueden dar. Cada canción es un testimonio de la mejor expresión que tiene este estilo, mostrando facetas de los subgéneros sin permitir que diluya la intensidad y el impulso general.

Se merece la mejor atención , porque el álbum es tan meticuloso e intenso que podría ser demasiado para captar de una vez. Han creado altos estándares en cada canción que demuestran lo que son, no sólo para su crecimiento musical sino para el género en su conjunto, evitando conceptos de diferencias estilísticas, tendencias y escuelas, y absorbiendo todo para crear la expresión más letal posible. 

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La formación de DEPRAVITY son, Louis Rando en la batería, Lynton Cessford en una guitarra, Jamie Kay, en las voces, Ainsley Watkins en el bajo y Jarrod Curley en la otra guitarra, los mismos músicos que nos dieron su primer larga duración. Y nuevamente  un Death Metal que combina mucho el estilo de la vieja escuela pero un poco más técnico y denso de la habitual. Lo  que mejor hacen los australianos son riff demoledores tienen una  capacidad de transición es un segundo muy cercano de sus guitarristas, Mr. Cessford y Mr. Curley interesados ​​en mostrar sus habilidades y la prueba está en la amplitud de sus ritmos. 

Una vez más, se han injertado como mejor lo hacen en el género. Junto con el crematorio vocal de Mr. Kay o siendo víctima de la batería de Mr. Rando, hay mucho para disfrutar. Esto es Death Metal con una mente inclinada hacia la intensidad y ferocidad  ejecutado por una banda que busca insistentemente mejorar y evolucionar. Una filosofía que desafía las críticas, pero que no pierde el respaldo como en su primer disco de TRANSCENDING OBSCURITY RECORDS y con el arte visual de Alex Tartsus, que también ya ha trabajado con ellos. 

«Grand Malevolence» Tema a Tema 

Los cuarenta y nueve minutos que componen «Grand Malevolence» son asaltos despiadados e intratables que no paran con diferentes ritmos y estilos que permiten que el álbum fluya manteniendo la individualidad de cada una de las once pistas. No hay una introducción acústica ni sonidos ambientales que te faciliten la entrada, en cambio tenemos, una cacofonía de riffs erráticos combinada con unos tambores implacables que se notan desde su primer corte, «Indulging Psychotic Thoughts», sin misericordia, con toda la potencia desde el primer segundo, las secuencias de los acordes contienen una consonancia y afinación que dejan claro que comienza una total escabechina sonora, mantiene la cota, no pierden altura, es más ganan un poco de nivel para rematar la faena;  

«Grand Malevolence»,  la pista principal que da nombre a la producción, abre con menos inmediatez, salvo lo que muestra la pista de apertura, sin embargo, no se requiere paciencia, ya que a los dos segundos de la canción,  se nota la condición que traen los australianos, con una secuencia diatónica de arpegios que parecen descender por encima de la tónica pero son solo apariencias. Las frases secuenciales diatónicas se repiten efectivamente, incluso en formas ligeramente diferentes conforme los ritmos varían; 

«Invalid Majesty», puro ejemplo de rabia sin fin, en esta pieza musical puede resaltar un instrumento en particular, quizás la batería de Mr. Rando, una interpretación pulcra y atractiva, más todo el torbellino de riffs encuadrados en un contratiempo sin adversidad; 

«Cantankerous Butcher», abre con bastante furia, pero luego se detiene por un momento de reflexión  de intensidad cercana a la mejor técnica que nos da DEPRAVITY , los arpegios de Mr. Cessford son magnánimos, en un corte que tiene una destreza que muchos desean, un Death Metal que nos recuerda a DEICIDE  en sus años mancebos;  

«Trophies Of Inhumanity», combinación de Thrash Metal a destajo, y con riffs de guitarras en sonoridades menores o mejor dicho mínimas en su permanencias en notas constantes, con la resonancia más prolongada en un abatimiento de melodías, sin duda la atención la absorben las dos líneas de guitarras en una estructura que divide y une al mismo tiempo, sin mostrar superioridad, más bien una complicidad intrincada; 

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«Castrate The Perpetrators», las cuerdas que suenan disonantemente elaboradas a través de la melancolía distorsionada resonancia, se vuelven cada vez más ominosas, manteniendo una resonancia disonante que se mueve hacia un arpegio claro y fuertemente estriado, como un momento de silencio después de una comparsa de ritmos tremendos y ese acorde cadencioso final enorme; 

«The Coming Of The Hammering», arremete con trémolos autónomos robustos en us distorsión y es un gran ejemplo de lo atractivo que es el trabajo de DEPRAVITY, especialmente por estabilizar las velocidades de los ritmos que parecen que te asfixian, pero te sueltan suavemente para repetir nuevamente la lección, prestar atención a los solos con ese respaldo cimentado en concordancias de sonidos que te dejan perplejo o por lo menos poco ileso; 

«Barbaric Eternity», con una presteza llena de ligereza en los riffs junto a interesantes silencios y descansos breves, que se reanudan ante la presencia de Mr. Kay comandando por el contrapunto de la inmensa sección rítmica que nunca pierde la armonía de los instrumentos entonados en puro Death Metal que te zarandea de un lado a otro sin piedad, pero con gusto, mucho gusto;  

«Hallucination Aflame», es un ensayo de riffs técnicos y melodías deconstruidas en movimientos de los mástiles de las cuerdas, que denotan la competencia de sus ejecutores, lo elemental es espontáneo junto al convenio y unión de todos los instrumentos, un quebradero de cabeza para quien no esté preparado para tanta potencia que nos dan los del país de los canguros, todo esto en menos de cuatro minutos;  

«Epitome Of Extinction», se abre más lentamente, con un anillo de cuerdas disonante, pero no menos intenso. El riff de apertura tiene un motivo impactante recurrente, hay un contrapunto rítmico sutil entre el bajo de Mr. Watkins con la batería y la suavidad melódica ulterior al contrapunto rítmico melódicamente de las guitarras, esto es innovación de Death Metal con el lujo de agregar un solo de bajo corto pero rápido, sin ningún acompañamiento, manteniendo la increíble sensación de la pista;  

«Ghost In The Void», la última pista del álbum, inicia con sonidos de guitarra limpios, casi fantásticos en una constante repetición indistinta, creando la sensación de un escenario siniestro, hasta que se reanuda la disonancia, provechosos para el headbanding, dan rienda suelta a todo lo que pueden dar, no sin antes dejar su marca de referencia que es la oscilación de los ritmos, fluctuaciones de resonancias que ocupan el estruendo como una discreción de la disputa y desenfreno que nos dan esta vez. Estupendo álbum sin dudarlo.

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Aunque la escritura de la banda sigue siendo potente, ha cambiado un poco. Dónde «Evil Upheaval» se deleitaba con enormes coros, «Grand Malevolence» se ocupa de minucias en detalles que son exquisitos si se consiguen apreciar. Esos enormes ganchos que cubrieron el debut han sido reemplazados por una multitud de pequeñas púas. La repetición de escucharlo unas cuantas veces  revela la memorabilidad más en forma de riff-samples y puentes que su predecesor, sin sacrificar la variedad por la brutalidad, tiene una tendencia a acorralar las canciones que alternan activamente el tempo, se nota su mayor duración que le aporta más calidad.

El Death Metal técnico me lleva de vuelta a la brillantez y el dominio de bandas como SUFFOCATION, ATHEIST, o GORGUTS, quienes constantemente conseguían  conquistar y convencer  con su maravillosa escritura llena de carácter, ritmos y también agresividad. Pero, desafortunadamente, el tiempo transcurre y el género ha pasado a un sonido diferente. Se puede ver el atractivo, pero a veces puede parecer un poco estéril si somos de ideas fijas y nos negamos a la evolución de la Música Extrema.

Lo bueno es lo cálido que suena el disco. El equipo de producción ha hecho un trabajo realmente bueno, está muy bien ejecutado y coincide con la brutalidad que se muestra, en lugar de ese sonido frío, sobreproducido y estéril al que algunas bandas caen en este género y que son de difícil asimilación. «Grand Malevolence» es una manera increíble de construir sobre la base fantástica que fue su primer disco, sin embargo, ahora tienen el problema de cómo mejorar aún más. Quién sabe, pero ahora, vamos a deleitarnos con este imponente álbum de DEPRAVITY.

Reseña de Pepe Cortez

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Desde las antípodas nos llega el segundo disco de DEPRAVITY, un álbum de Death Metal con una técnica diferente pero tan igual a las bandas clásicas, suena paradójico pero así es.Crítica del álbum de DEPRAVITY  "Grand Malevolence" (2020)