Crítica del álbum de JOURNEY “Freedom” (2022)

Este 2022 nos llega desde el Olimpo del Rock Melódico “Freedom”, el último trabajo de JOURNEY que nos deja sensaciones encontradas

Nos encontramos ante uno de esos trabajos que corren el peligro de luchar contra sus propias expectativas. “Freedom” es el primer álbum de material nuevo de JOURNEY que se publica en once años, desde Eclipse de 2011, y además del teclista de toda la vida y letrista principal Jonathan Cain y el vocalista Arnel Pineda, se reclutó a un miembro más: el extraordinario bajista Randy Jackson, que había tocado en el álbum de 1986 de Journey “Raised on Radio”.

Reseñar una obra de una banda histórica como Journey es siempre un reto en el que te embarcas sabiendo que te van a llover bofetones digas lo que digas, pero vamos a tratar de ser lo más “objetivos” posible. ¡Al lio!. Vamos tema a tema:

“Together We Run” sirve como apertura del disco, y es una tarea que se toma muy en serio haciéndolo poco a poco como para que nuestros cuerpos vayan tomando consciencia de lo que se nos viene encima. Instrumentalmente llama especialmente la atención la batería de Narada Michael Walden repleta de cambios, redobles y juegos de platos que le dan mucho empaque al corte. Muy buenas sensaciones para empezar.   

En “Don’t Give Up On Us”  es inevitable pensar en “Separate Ways” al inicio de la canción. Quizás esto le haga un flaco favor, porque ya sabemos que las comparaciones son odiosas. Aún así, cuando superamos este afán comparativo nos encontramos con un medio tiempo repleto de adornos, con un solo que rasca los progresivo y un estribillo que fácilmente se puede fijar en nuestras cabezas.

“Still Believe in Love” es la primera balada del álbum. Absolutamente atmosférica, con gran peso de coros, teclados y una pellizcarte y constante guitarra que toma protagonismo en diferentes momentos de la canción. 

Despierta que llega “You Got The Best Of Me» es como si coges el buen rollo de “Any Way You Want It'» y el ritmo de “Keep on Running”… Para de mover los pies, y de corear el estribillo si puedes. No en vano Neal Schon decía sobre este corte:

«Quería una especie de interpretación punky de ‘Any Way You Want It’. Normalmente no voy diciendo que voy a buscar algo así, pero se me ocurrió, como ocurrió con «Wheel in the Sky» hace años. Simplemente salió volando de mi boca».

“Live to Love Again” baja de nuevo las pulsaciones al nivel ‘balada’, pero mucho más en la línea de la clásica power-ballad que la ya comentada “Still Believe in Love”. Carne de banda sonora de peli de los ochenta cuando se va el guapo de la película, despechado, en su muscle car negro bajo la lluvia de las calles de Chicago (vaaale, aquí igual me he flipado un poco,pero es un temazo). 

“The Way We Used To Be” arranca mejor que termina. Ritmo vacilón, guitarras juguetonas, pero el tema se queda algo plano para las expectativas que crea desde el primer momento.

Nos ponemos más cañeros con “Come Away With Me” que podríamos denominar como el tema de “carretera” del álbum. Riffs cañeros, ritmo machacón, letra desafiante y voces algo más desgarradas que en el resto del álbum.

El disco tiene su espacio reservado para Castronovo. En “After Glow” es él quien lleva las voces en un corte hecho a su medida pero con una estructura algo plana que se ve alterada en los momentos más instrumentales.

“Let It Rain” es un tema para disfrute más de músicos que de público en general. Encontramos todo tipo de jugueteos instrumentales en un corte algo repetitivo.

“Holding On” es una canción rockera bastante molona con un Pineda bastante más agresivo pero al igual que  nos ocurren en varios cortes de este tramo intermedio del disco, nos falta algo más para rematar.

“All Day and All Night” retoma algo la senda de las canciones con gancho sondando más fresco y macarra.

«Don’t Go» nos hace despegar definitivamente el trasero de nuestro asiento. El sonido ochentero de inicio a fin nos acompaña a lo largo de una canción que te enganchará fácilmente, y que estarás coreando durante horas. Claro ejemplo de que a veces menos es más.

Nos mantenemos en los sonidos de los 80 con «United We Stand» pero sin lograr el efecto de la pista anterior. De cualquier forma es interesante y pese a su posición 13 en el disco, no la marcaría como “relleno”.

«Life Rolls on» no está del todo mal, pero al igual que en otros momentos del disco me parece que están estirando demasiado el chicle de ciertas canciones, con inicios muy largos, fases instrumentales sosas  y finales muy repetitivos.

El álbum termina con un corte que roza los 8 minutos titulado «Beautiful As You Are». Es una canción muy chula con un montón de elementos de los que disfrutar y que si hubieran tenido un estribillo con más gancho sería un auténtico pelotazo.

Como veis lo que comentábamos en el título es literal. “Freedom” es un trabajo que nos ofrece grandes canciones, pero al mismo tiempo nos encontramos muchas “casi buenas” y creo sinceramente que con algo más de producción, con alguna cabeza de esas que hay por ahí retocando las composiciones de las bandas, se podría haber sacado mucho más jugo a este disco.

Crítica de Oscar Ricoy