Crónica del concierto de Barón Rojo en Madrid (28/12/2021)

Los históricos Barón Rojo se despiden en Madrid con un concierto que convencerá a muy pocos y que nos deja a todos un sabor agridulce

Ayer 28 de diciembre de 2021 rematamos musicalmente el año con un concierto que llevábamos mucho tiempo esperando. Se trataba de los míticos Barón Rojo y su «Último Vuelo» en Madrid.

Las expectativas habían sido muy altas tanto el año pasado como en los últimos meses, ya que se anunciaba una producción por todo lo alto y una serie de invitados que sin duda iban a hacer de este evento algo mucho más memorable. Quizás esas expectativas iniciales junto con el estado actual de la pandemia que afectó a la asistencia de público han terminado convirtiendo esta fiesta en una decepción.

El ambiente en torno el Wizink no era como el de otras veces. La cola de asistentes era bastante breve y los bares del entorno no estaban ni mucho menos a rebosar como en otras ocasiones. Sabemos que mucha gente no ha podido asistir, ya sea por confinamiento, por el cambio de fecha, o simplemente porque está la cosa muy mal y nadie quiere poner en riesgo a sus mayores.

Una vez dentro, la sensación es similar, la pista a media asta, y las grada frontal (que es la única abierta, con un montón de huecos libres). La cosa ya pintaba regular y la noticia del pasado 26 avisando de la baja de Doro en el plantel de invitados tampoco era un buen augurio.

Casi puntuales arranca en las pantallas un vídeo de intro con una gran pantalla al fondo lanzando imágenes del Barón mientras los músicos se ubicaban en su sitio para empezar con «El Barón Vuela sobre Inglaterra» con un sonido que todavía no estaba bien ajustado, tónica que seguiría en los siguientes temas «El Pedal» y la legendaria «Barón Rojo» que pese al sonido, logró levantar los ánimos del respetable.

Después llegaban «Enemigo a Batir», «El Presidente» y «Roquero indomable» que por una cosa u otra no terminaban de enganchar.

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Por su parte lo músicos desde el inicio dejaron claro cual era su papel, Armando de Castro demostrando su buen hacer a las seis cuerdas y tratando de animar el cotarro en todo momento, Rafa Díaz a la batería que como decía un colega «lo mismo le da tocar un rock and roll que un tema de los Helloween», un máquina. JL Morán al bajo, super entregado, todo el rato en movimiento, animando, achunchando al público (sin duda en muchos momentos el mejor nexo de conexión entre los asistentes y la banda). Y dejo para el final a Carlos de Castro, con todos mis respetos, el lastre de la banda, y no me refiero a cualidades vocales, sino a la actitud. No se puede ir a un concierto de despedida en tu ciudad, en lo que supuestamente es la gran fiesta, a estar como una seta con cara de pocos amigo. Lo siento de verdad, pero si «tu rollo es el rock» no creo que esa sea la forma de demostrarlo.

Siguiendo con el concierto llegamos a la primera invitada de la lista de colaboradores que finalmente se vió reducida más incluso de lo anunciado. Era Aurora Beltrán que interpretó «Casi Me Mato», dándole un plus de claidad importante al sonido, y demostrando su simpatía y cariño tanto con la banda como con el público.

Llegados a este punto el sonido era mucho mejor, y la banda instrumentalmente sonaba de lujo, otra cosa era el tema de las voces. Sonaron entonces «Tierra de Vándalos», «Caso Perdido» y «Te Espero en el Infierno».

Turno para un nuevo invitado y viejo conocido de la banda. El señor Mel Collins con que permanecería en el escenario para las canciones «Son Como Hormigas» y «Hermanos del Rock n Roll» que ciertamente ganaban en empaque con el sonido del saxo.

«Breakthoven» supondría un nuevo meneo para la gente que estaba dispuesta a cantar y bailar eso si, respetando siempre las normas sanitarias. Luego le seguiría «Buenos Aires» y «Dame La Oportunidad» que hicieron justo el efecto contrario, apagando los ánimos y liberando a algunos par salir a echarse un cigarro.

Recuperamos algo de fuerza con «Larga vida al Rock n Roll» que además sirve de calentamiento para la llegada de la bestia. Era el turno para un tremendo Jorn Lande que demostró con las versión inglesa de «Las Flores del Mal (Flowers of Evil)» que es un profesional como la copa de un pino y que además tiene un chorro de voz espectacular. A día de hoy ya serán pocos los que no conocen a este hombre, pero si alguno queda, ya estáis tardando en darle una oportunidad.

Continuamos con otros clásicos como «Incomunicación» y la entrañable «Concierto para Ellos» donde pudimos ver en pantalla imágenes de nuestros héroes caídos de siempre, y otros más recientes como Malcom Young o Ronnie James Dio.

Legaba otro momento grande con la presencia de Graham Bonnet en el escenario. Como su setentaytantos años y vestido como un pincel salía el caballero a cantar «Someone´s Loving You» algo despistado en las letras, pero muy simpático y entregado en todo momento. Sin duda un momento muy especial para la banda y sobre todo para Carlos que ha sido fan de este vocalista desde bien pequeño.

«Canon Canon», «Con las Botas Sucias» nos devuelven a la tierra y nos preparan para un final irregular. Primero tenemos «Resistiré» que no sonó del todo mal, y que daría paso a la preciosa «Siempre estás Allí» que fue literalmente destrozada por la voz de los hermanos Castro. No quiero entrar ahora en temas de disputas internas de la banda, con Sherpa y mucho menos en las derivadas políticas de este último. Pero musicalmente se le echa mucho de menos.

Momento para un corto y frío parón en el que el público no terminaba de arrancar en sus ánimos a la banda.

Barón Rojo regresa la escenario para interpretar «Cuerdas de Acero» e «Hijos de Caín» con un sonido en general mucho mejor, y un público que lo agradecía con sus saltos, aplausos y coros. Y todo esto para llevarnos a un fin de fiesta bastante espectacular y que en otro momento seguramente podría haber llegado a ser apoteósico. Se trata de la traca final con un medley de «Los Rockeros van al Infierno» mezclada con la versión en inglés de esa misma canción, que se conectaba con «Long Live Rock and Roll» interpretada magistralmente por Jorn y «All Nigth Long» por Mr. Bonnet. A esta fiesta también se uniría Aurora Beltrán y Mel Collins (que formaron junto a Ángel Arias el cartel final de invitados). Sin ninguna duda el momento más bonito y cálido de la noche y un broche muy especial para una jornada que lo fue menos.

No me gusta nada escribir críticas o crónicas negativas como esta, sobre todo porque no me creo poseedor de la verdad y sinceramente poco tengo que «criticar» a unos tíos que se han partido el lomo durante 40 años ondeando la bandera del rock duro contra viento y marea. Pero esto es lo que ayer viví y más aún, lo que ayer sentí.

Crónica de Oscar Ricoy

Veronica: