Review. MAVERICK – «Cold Star Dancer»

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Review de lo nuevo de Maverick titulado «Cold Star Dancer» que estará a la venta el próximo 06 de abril de 2018 a través de Metalapolis Records

Maverick, dos años después de Big Red, uno de mis discos favoritos del año 2016, todo un homenaje al Hard Rock ochentero, lleno de riffs, coros, melodías, y con influencias de bandas como Skid Row o Firehouse, están de vuelta con Cold Star Dancer, de la mano de MetalapolisRecords y del productor Neal Calderwood, el que produjera también a los que tanto echo de menos, Million Dollar Reload.

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La banda de Belfast ha tenido cambios respecto a la formación que tenían en su anterior disco,  Terry McHugh, guitarrista, ha abandonado la banda, y Jonathan Millar suple a Mike Ross a la batería. Continúan el bajista Richie Diver, y los jefes, los hermanos Balfour, David y Ryan, voz, y guitarra, respectivamente.

Maverick, con este tercer disco, se siente más libre, y no viaja únicamente por el lado de la calle del Hard Rock más comercial y melódica, también se cambian de acera y recurren, en multitud de ocasiones, a riffs y ritmos mucho más heavies y duros.

La intro Dusk, de minuto y medio, te tiene impaciente, tenso, quieres que llegue la chicha, ¡y vaya si llega!…

Cold Star Dancer, el primer tema del disco, y que cuenta con la colaboración de Anders Wikström, guitarrista de Treat, te deja descolocado, ya que esperas algo más onda Big Red, alucinado y encantado. Es un tema con un riff my potente, y una batería muy distinta y trabajada. La segunda estrofa es brutal, más heavy imposible, guitarras de heavy de libro y batería a ritmo. ¿El final?. Brutal, con un doble bombo magistral.

Ese doble bombo, y esas guitarras tan heavies y rápidas continúan en Myrmidon, en la que participa Steve Moore, de Stormzone, y con la que cuando escucho el principio, permitidme la ida de olla, me viene a la cabeza el Children Of the Night de Whitesnake. Tiene un estribillo con coros que me recuerdan al heavy metal alemán ochentero, y un final por todo lo alto, riff, grito y batería, como tiene que ser. ¡Vaya comienzo de disco, bestial! y, ¡vaya batería, no deja títere con cabeza, continuamente está haciendo cosas, todas distintas, muy bien hechas y con mucha pegada! ¡Vaya con Jonathan Millar!.

Kiss Of Fire se ajusta más a los cánones de un hard rock clásico, ritmo no tan rápido y muchos coros. Sigo alucinado con la batería, que casi me impide escuchar que las guitarras en esta canción son buenísimas, sobre todo esa segunda tan sutil y con tanta clase que hay durante el estribillo.

Goodbye. En la primera estrofa, y una vez más, Jonathan toma el protagonismo, haciendo mil cosas, ya en la segunda se calma y deja que melodía, voces y guitarras sean las que manden, sonando más a los Maverick de Big Red, Hard Rock clásico por todos lados.

En Ex Machina, en la que vuelve a aparecer Wikström, dominan las guitarras y los coros. Del batería aquí no voy a hablar, aunque podría. Canción potente y con clase.

Magellan Rise, comienzo lento, ¿balada? Será el primer minuto, porque luego, un riff, sencillo pero muy heavy, una batería muy marcada, y unos buenos coros la hacen para mí la canción más heavy, pesada, del disco. ¡Es un temazo!, en realidad, ¡otro temazo más!

Seize The Day es la vacilona del disco, el cencerro y el riff, de esos que te hacen saltar, así lo denotan. Canción muy marchosa, con parón y todo, Hard Rock fresquito.

Con Viper, en la que aparece de nuevo Moore, vuelve la velocidad, y el batería, aquí mete platos, la vajilla entera, y doble bombo continuo. ¡Cañaaa! El solo de guitarra destaca, ya que es doble, uno cambiando el ritmo del tema, y luego otro más al uso. La canción acaba con los metales de la batería y el riff. Toda una lección.

Maverick band

Kings vuelve de nuevo a los coritos y a un ritmo clavado, con pegada, como un reloj y sin variaciones. El riff, sencillo, domina el tema.

Devil´s Night, de nuevo con Moore, es el culmen del disco, el tema perfecto, tiene de todo: potencia, calma, parones, pegada, melodía… La voz es espectacular, no solo aquí, no había dicho nada hasta ahora, como domina, y manda. En el estribillo, todos le esperan, es toda una lección de banda, de saber llevar el tempo, y de trabajo, sin duda. Una canción muy completa.

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Y para acabar, dejan como regalo una versión de la canción de Rick Springfield, Jessie´s Girl, lo que evidencia lo que nunca han negado, sus influencias, el rock clásico y al que, con su estilo en general, y con esta versión en particular, rinden un buen homenaje.

Cold Star Dancer será, sin duda, uno de los discos de 2018. Maverick demuestra que lo comercial, los coros, las melodías no están reñidas con voces potentes, riffs muy heavies y agudos, y baterías que tienen tanta contundencia y variedad. Lo suyo es continua evolución. ¡Gran trabajo de los de Belfast!

Por Ape Navarro

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