Leyendas del Rock ha vuelto a triunfara este 2025 y calienta anunciando las primeras bandas para su XX aniversario en 2026
Villena volvió a latir al ritmo del metal con una edición de Leyendas del Rock 2025 que desbordó energía, diversidad y momentos para enmarcar desde la primera nota hasta el último estallido de pirotecnia. Un año más, el Polideportivo Municipal se transformó en un lugar de peregrinación para miles de fieles que, venidos de todos los rincones, convirtieron el recinto en una fiesta total del rock y el heavy.
Miércoles: arranque eléctrico y noche de clásicos con W.A.S.P.
El estreno del festival fue un golpe de adrenalina desde el primer riff. Más de diez mil almas encendieron la pradera y marcaron el pulso de una jornada en la que fue casi imposible escoger un único momento cumbre. La veteranía y el carisma de W.A.S.P. firmaron el gran titular de la noche: la banda californiana enamoró a varias generaciones interpretando de principio a fin su álbum debut, un gesto de culto que desató ovaciones canción tras canción.

El músculo industrial de Fear Factory y la pegada hardcore de Hatebreed hicieron vibrar el suelo de Villena, mientras que la expectación por Dogma añadió ese toque de descubrimiento que el público del Leyendas sabe apreciar. Se respiró lo que hace grande a este festival: variedad real, una paleta sonora amplia donde conviven estilos y épocas sin perder identidad. Villena, una vez más, convertida en capital del rock duro.
Jueves: contrastes bien entendidos y un avance de cartel que rugió
El segundo día fue un viaje de contrastes que funcionó como un reloj. Dartagnan conquistó a base de folk, power y melodías actuales, dibujando un set festivo y pulido que caló con facilidad. El regreso de Hanabie fue un torbellino: ritmo frenético, descaro y ese híbrido explosivo que convierte su directo en una montaña rusa.

El gran debut llegó con Heilung, que ofreció un ritual inmersivo donde lo ancestral y lo vikingo se funden en una experiencia hipnótica: luces, percusión tribal, voces ceremoniales y una atmósfera que trasciende lo musical. Entre concierto y concierto, el recinto explotó con el avance del cartel del 20º aniversario: Helloween, In Flames, Slaughter To Prevail o Sepultura fueron algunos de los nombres que aparecieron en la pantalla gigante, desatando un rugido colectivo y recordando que el 2026 apunta muy alto.

Viernes: épica coral y una noche para atesorar
El viernes dejó esa sensación de “gran noche de festival” que se queda grabada. El clima acompañó y el público respondió con entrega. Tras el “Fear of the Dark” a capela de Van Canto, el cielo de Villena se iluminó con una nueva confirmación para 2026: Heaven Shall Burn se suman a la fiesta del vigésimo aniversario, alimentando la narrativa de una edición histórica en ciernes.

En lo estrictamente musical, Battle Beast arrasó con una Noora Louhimo magnética, poderosa en voz y presencia, marcando uno de los directos más compactos del día. Feuerschwanz montó una de las grandes fiestas del festival, con doce mil gargantas coreando y una conexión desatada entre banda y público. El plato fuerte llegó con Within Temptation: Sharon den Adel volvió a demostrar por qué es referencia absoluta del metal sinfónico. Setlist de himnos, capas orquestales, guitarras cortantes y un diseño visual hipnótico; “Stand My Ground” fue uno de esos instantes en los que todo el recinto cantó al unísono. Una velada redonda.
Sábado: ascenso imparable y gran misa metalera con Powerwolf
El último día fue un crescendo de manual. Crystal Lake encendió la mecha temprano con un metalcore afilado que puso a brincar a todo el que pisaba la pista. A las ocho, en la ya “hora Leyendas” de anuncios, llegó otra confirmación para 2026: Savatage. Un auténtico bombazo que terminó de perfilar un vigésimo aniversario con aroma de acontecimiento mayor.

Beast in Black continuó elevando el listón con un show impecable que tuvo a quince mil asistentes coreando sin descanso; Yannis Papadopoulos volvió a ejercer de frontman total, arrastrando al público a una fiesta sin respiro. El cierre fue una ceremonia en toda regla con Powerwolf: llamaradas, explosiones de luz y una liturgia metalera compartida por todo el recinto. El clímax, “We Drink Your Blood”, convirtió el suelo en un único corazón palpitando al compás, con la pirotecnia cosiendo el cielo de Villena. Un final a la altura de un Leyendas que hace honor a su nombre y que se despidió dejando la leyenda todavía más alta.
Conclusión
Leyendas del Rock 2025 ha sido una edición vibrante, diversa y muy consciente de su narrativa: grandes directos, momentos de comunidad y un goteo de confirmaciones que ya ponen la mira en 2026 como el año del 20º aniversario. Nos vemos allí.