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AC/DC nos brinda una nueva noche de fiesta y disfrute en el Metropolitano en un derroche de rock, pasión y honestidad por parte de la banda

Hace algo más de un año relataba cómo viví el concierto de AC/DC en Sevilla. En aquella ocasión entré pensando que sería el último… y salí pensando que quizá no. Pues está claro que no lo fue. Ayer, 12 de julio de 2025, teníamos cita en el Metropolitano para ver de nuevo a AC/DC.

Sí, en el maldito Metropolitano que tanto enfado está generando por su sonido, pero es lo que hay. Tarde soleada en esa zona de Madrid, calles repletas de viejos rockeros, y ambiente de feria, como no podía ser de otra forma. En esta ocasión teníamos repartidos colegas por todo el estadio, así que podremos dar una visión bastante completa sobre el sonido y demás detalles.

Para abrir la noche repetían los neoyorkinos The Pretty Reckless, que supieron ir desperezando a los asistentes mientras se llenaban las pistas y, más lentamente, las gradas. Interpretaron su habitual setlist:

  • “Death by Rock and Roll”
  • “Since You’re Gone”
  • “Follow Me Down”
  • “Only Love Can Save Me Now”
  • “Witches Burn”
  • “Make Me Wanna Die”
  • “Going to Hell”
  • “Heaven Knows”
  • Y para rematar, “Take Me Down”

Sonaron bien, la banda estuvo entregada, y Taylor Momsen se encargó de mantener al público activo con continuas arengas y guiños a los asistentes.

Llegaba el parón para prepararlo todo, y la afluencia al estadio iba siendo cada vez más masiva. Los espacios en pista se reducían y las gradas se iban llenando. No nos hicieron esperar más de la cuenta. Puntuales como reloj australiano, las pantallas se encendieron para mostrarnos un coche a toda velocidad llegando a Madrid y entrando en el Metropolitano. ¡Ya estaban allí!

Angus, Brian y compañía saltaron al escenario para regalarnos otra noche de rock, como las que llevan regalando durante 50 años. Grata sorpresa para los que estábamos en la pista A: desde el primer momento y tras un leve ajuste en el volumen de Brian Johnson, el sonido era bueno, incluso muy bueno.

Además, los dos trallazos con los que arranca el bolo son de los que te dejan sin aliento: “If You Want Blood (You’ve Got It)” y “Back in Black”. No te digo más.

El público estaba como loco. Angus, hecho un pincel con su traje rojo y su gorra amarilla, Brian Johnson disfrutando como un niño pequeño con sus juguetes de Reyes, el sobrinísimo Stevie Young a la guitarra rítmica, Matt Laug a la batería y Chris Chaney al bajo, con la maquinaria perfectamente engrasada. Pintaba muy bien la cosa.

Después llegó “Demon Fire”, tema del disco “Power Up” (2020), que mantuvo a toda la banda con pulsaciones altas, seguido de “Shot Down in Flames” sonando muy bien.

“Thunderstruck” fue algo contradictoria. Me explico: la gente estaba entregadísima, la fiesta era total, pero la edad no perdona y ese bajón de velocidad que han metido al directo de la canción hace que pierda parte de su magia. Aun así, AC/DC es honestidad ante todo. Suena lo que son capaces de hacer, nada de trucos enlatados. Y si tienen que bajar un poco las revoluciones para seguir adelante, pues que lo hagan. Yo estaré allí para corearles a la velocidad que sea.

Siguieron “Have a Drink on Me”, “Hells Bells” (incluida la bajada de campana) y otra pieza del último álbum, “Shot in the Dark”. Aquí Brian seguía disfrutando de cada momento, retirándose de vez en cuando al fondo para recuperar el aliento. Entre canciones, el público rellenaba los silencios con sus “oe oe oe” y “lo lo lo”. La comunión era total.

Y entonces llegó “Stiff Upper Lip”… ¡madre mía, qué bien sonó! Nos teletransportó a principios de siglo, al Palacio de los Deportes. Una gozada. Al terminar pensé: “Solo por esto, ya habría merecido la pena”.

“Highway to Hell”… ¿qué decir? Aquí, aunque no hubieran tocado nada más, la fiesta habría seguido. Teníamos a unos cuantos miles de enfervorecidos cantando, bailando y saltando cada estrofa de este clásico inmortal.

Aunque la cosa no paraba, “Shoot to Thrill”, “Sin City” y “Dog Eat Dog” fueron un pequeño respiro para recargar energías. Eso sí, sin dejar de gritar ni corear en ningún momento.

“Dirty Deeds Done Dirt Cheap” y “High Voltage” dieron mucho juego en la interacción con el público, que se volvió loco con los primeros acordes de “You Shook Me All Night Long”. Este es uno de esos clásicos malditos por lo complicado que es de cantar en directo. Incluso Brian Johnson, al terminar, miró al público tocándose la garganta, como diciendo: “¡Joder, qué chungo es esto!”. Pero la hicieron, sin nada pregrabado, tirando de oficio y con unos 55.000 coristas de apoyo para completar los puntos a los que él no pudiera llegar.

La fiesta no para, gracias a la descomunal presencia de nuestra amiga Rosie, que en esta gira aparece en versión digital en las pantallas gigantes, dejando atrás el enorme hinchable de giras anteriores.

“Let There Be Rock” fue la excusa perfecta para el solo de Angus, con subida de plataforma, confeti, y mil y un guiños del guitarrista al público para animarnos a gritarles. Este tema, además de ser un clásico de 1977, suele durar en directo entre 10 y 15 minutos, porque es donde Angus se explaya con solos interminables y malabares sobre el escenario.

El cierre vino con los bises: “T.N.T.”, con el público en modo disfrute extremo, y la clásica despedida con “For Those About to Rock (We Salute You)”, con sus cañones, claro. Esta última, lanzada en 1981, es otro de esos himnos inconfundibles que siempre cierran sus conciertos, acompañados de pólvora y decibelios.

Y con este cóctel llegamos a las doce de la noche, con piernas y gargantas clamando por un ibuprofeno, pero con el corazón lleno de felicidad.

Respecto al sonido del Metropolitano, lo dicho: en pista A el sonido era muy bueno. De pista B, al menos en la zona que nos han comentado, la cosa estaba bastante peor. No tanto como con Maiden la semana pasada, y en grada lateral y fondo los de las zonas bajas lo escucharon razonablemente bien (de nuevo, mejor que el otro día), pero en otras zonas la cosa ha estado bastante chunga otra vez.

Hoy estoy algo más sordo que ayer, y también más lleno. Si hace un año decía que tenía dudas sobre si sería la última, ahora mismo, si por ellos fuera, yo creo que no; si por el público fuera, yo creo que tampoco. Veremos lo que dicta la naturaleza.

Crónica de Óscar Ricoy

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  1. Buenas días rockers!

    Yo lo viví en grada lateral,en la zona VIP(sin ser nosotros personas importantes,jaja)y el sonido fue correcto quitando los ajustes de volumen que comentabas en tu crónica

    Subidón de concert!!

    *Te falta sumar RIFF RAFF a la cronica