Sumérgete en la contagiosa energía del Rap Funk y Punk Rock de alto octanaje que la banda estadounidense DOG EAT DOG ofrece en este «Free Radicals»
Con coincidencia, sincronía o casualidad, mi reseña anterior también fue de una banda que, 17 años después, nos brinda una nueva producción que mantiene su identidad y temperamento en el transcurso de ese periodo de pausa creativa. Me encontré con esta banda, la cual desconocía, pero me ha gustado a pesar de no ser demasiado extrema, que es lo que generalmente prefiero. La banda estadounidense DOG EAT DOG nos presenta su esperado trabajo, «Free Radicals», que nos trae Rap Funk y Punk Rock de alto octanaje.
Mi desconocimiento de esta banda fue lo que me atrajo a escucharla y deleitarme con su quinta producción, que tiene de todo. Sus miembros son John Connor en la voz, Roger Haemmerli en la guitarra, Dave Neabore en el bajo y Brandon Finley en la batería. Mantienen su estilo de hacer música extrema, no estrictamente, pero con temas ocurrentes y amenos que nos hacen disfrutar plenamente de su «Free Radicals». Los encontramos frescos y actuales, con un sonido que podría compararse con otras bandas comerciales, pero DOG EAT DOG prefiere el underground, donde tiene su base de seguidores que los mantiene activos y ocupados.
Durante esta larga pausa de presentar material nuevo, la agrupación se mantuvo tocando en algunos festivales o conciertos alternos, ya que desde 1999 con su disco «Amped» no teníamos noticias de ellos. Al tener una formación bicontinental, DOG EAT DOG disfruta de su enfoque único del sonido y la interpretación que siempre los ha acompañado en sus imperdibles presentaciones en vivo. En 2017 nos regalaron un EP llamado «Brand New Breed», centrándose en giras y celebrando las viejas canciones.
Con «Free Radicals», la banda recuerda a los oyentes por qué muchos los consideran pioneros del género crossover, logrando satisfacer todas nuestras carencias y necesidades sonoras. El disco ha sido distribuido por la empresa alemana Rough Trade Distribution y Metalville Records, asegurando su difusión por todo el planeta.
Las 14 canciones presentadas están inspiradas en la combinación de varios estilos, mostrando su evolución artística sin contradecir sus raíces. El álbum sorprende con una variedad de tonos, estados de ánimo, dinámicas y tempos, acompañados por su energía incesante y actitud positiva de siempre.
El tracklist comienza con «Lit Up», [enlace], donde la disonancia de las guitarras permite la continuidad de unos riffs destacados, aprobados con un coro bastante correcto para esta banda. Este corte podría sonar en cualquier emisora de radio, pero es DOG EAT DOG mucho antes que algunas bandas de Pop Rock que han ganado fama por su popularidad. Todos los apartados instrumentales y la voz de Mr. Connor están bien entonados, prometiendo mucho. Visualmente, vemos la parte lúdica de la banda con referencias a la lucha libre y forzudos.
«Kin» presenta una distorsión en la voz de Mr. Connor que se fusiona correctamente con las cuerdas de la guitarra de Mr. Haemmerli, entonando en un tempo remoto con alteraciones sonoras perfectas en varios momentos de la canción. Cabe mencionar que sin sobresalir, Mr. Finley toca la batería con mucha destreza.
«Never Give In» es un corte con poca celeridad en los acordes pero estrujante con su melodía, reduciendo el silencio con notas acertadas que logran alargarse en los estribillos. La banda se permite un lapso de escraches de rapeos fascinantes, demostrando lo polifacético de sus integrantes. En este corte cuentan con DJ Plash en los tocadiscos, un colaborador frecuente de la banda cuando se necesitan esos sonidos óptimos.
«Time Won’t Wait» resuena con melodías en un tema de bastante rapidez y presteza en los tonos, reflejado en un coro digno de disfrutar en vivo. Darnos cuenta de que esta banda fue influyente para muchas otras es indudable.
«1 Thing» nos ofrece tonos de reggae con autenticidad y convicción. Este oasis en el desierto se caracteriza por su quietud, siendo un placer para el cuerpo. Las palmas y el apartado de la percusión son sustanciales, y el bajo de Mr. Neabore gana protagonismo. Por esto y más, esta banda es trascendental.
«Mean Str» nos lleva de vuelta al Funk, otro pilar de los estadounidenses. Las distorsiones de la guitarra de Mr. Haemmerli son preponderantes, y el despliegue vocal de Mr. Connor es esencial para este tema, que sigue la propuesta musical de la banda. Además, cuenta con la colaboración del músico holandés Rudeboy Remington de la banda de Rap Rock URBAN DANCE SQUAD.
«Energy Rock» es Rock con Energía, Punk Rock con estilo Old School, pero aderezado. No necesita aceleración de acordes o prontitudes en sus letras, simplemente potencia y dinamismo.
«@Joe’s» muestra la evolución de DOG EAT DOG, anclando toda su cronología musical en armonías determinantes. Incluye elementos como sirenas y rapeos en tono de cantante de color, con coros finales festivos que serían disfrutables en sus presentaciones en vivo.
«Blvk Clvd» acelera el ritmo para un minuto de puro ímpetu, carácter y empuje, un tema más que alegre.
«Bar Down» cambia de cuarto, ahora todo es quietud y sosiego, un blues conmovedor y relajado, casi una balada a su estilo lleno de sonidos de fondo que invitan a la estabilidad.
«Man’s Best Friend» no podía olvidarse de sus mentores o inspiradores: los perros. Este rap con guitarras pausadas y un coro apasionado menciona a esos amigos que no hablan y que siempre nos acompañan fielmente. El video complementa perfectamente el tema, siendo uno de mis favoritos del disco.
«E1on1» es un corte para cargarnos de energía a diario, preciso y exacto en guitarras, percusiones y
voces. Esto representa a DOG EAT DOG en el presente, disfrutable de principio a fin, transmitiendo sensaciones de bienestar y ganas de seguir adelante.
«Looking Back» con el riff de la guitarra de Mr. Haemmerli nos sumerge en tonos bastante cargados de Pop Metal, rozándolo con una calidad tremenda que nos puede recordar a muchas otras bandas, pero a diferencia de DOG EAT DOG, prefieren estar en lo recóndito, ofreciéndonos su música a quienes los miramos con buenos ojos.
«Zamboni» cierra el álbum con extravagancia y jocosidad, con acordes casi de una pseudo balada al inicio, incluyendo voces femeninas. Mantiene una línea sonora moderada dedicada a alguien que está vivo o muerto, es decir, un zombi que, aun así, sigue brillando. Un cierre muy propio de ellos.
DOG EAT DOG es ahora una banda deseosa y afanosa de explorar los límites de sus habilidades y experiencias creativas. En «Free Radicals», regresan con varios himnos modernos de crossover. Su mensaje de permanecer unidos y defender sus creencias en una sociedad en rápida decadencia resuena con grandes guitarras, percusiones retumbantes y la edificante voz de Mr. Connors, legitimando la versatilidad de la banda.
«Free Radicals» no es solo un nuevo álbum de DOG EAT DOG, ya que combina a la perfección su pasado con su futuro. Musicalmente, las 14 canciones son probablemente las mejores que la banda ha interpretado en los últimos años. Se aventuran y saltan entre una variedad de géneros sin escapar nunca de su propia marca. «Free Radicals» no es un revoltijo de viejas canciones interpretadas por músicos anclados en el pasado, sino un álbum refrescante e increíble para 2023 y más allá, según lo desee la agrupación. La producción es excelente, la variedad es alta y la composición es igual de buena, valiendo la pena la larga espera.
Crítica de Pepe Cortez