Reseña del nuevo álbum de Job for a Cowboy, ‘Moon Healer’, que marca su regreso tras una década desde su última producción
Cómo pasa el tiempo, que ya casi llegamos a un cuarto de siglo de este siglo XXI. Suena tan distante mencionar los hechos sucedidos a principios de este centenario, como las bandas que surgieron en ese momento. En 2003, en la ciudad tejana de Arizona, surge JOB FOR A COWBOY, que, partiendo de su propuesta de Death Metal Técnico, ha llegado en este nuevo disco «Moon Healer» a un estilo experimental degustable.
Ha pasado casi una década desde su última producción, «Sun Eater», que provocó sensaciones premonitorias de un disco inmejorable. Con su formación habitual, Jonny Davy en las voces, Al Glassman en la guitarra, Tony Sannicandro en la guitarra líder, Nick Schendzielos en el bajo y Navene Koperweis debutando en la batería. Nos dan un álbum en el que cada pista está llena de una instrumentación espectacular y de interpretaciones fenomenales desde las voces. En «Moon Healer», el crecimiento profesional de la banda es indudable.
Esta demora de un nuevo trabajo la explica así el señor Davy: «Tuve que dar un paso atrás en la banda por motivos familiares. Fue el catalizador que finalmente creó una bifurcación en el camino para todos nosotros. Todos tomamos caminos separados. La paternidad, proyectos musicales adicionales, títulos académicos y carreras fuera de la banda tomaron prioridad y el enfoque de la vida, por lo que la banda acordó una pausa prolongada, pero con la puerta abierta para un regreso. Todo estaba previsto para que pudiéramos colaborar juntos en un nuevo proyecto, era hora de cruzar el umbral de algo nuevo». «Moon Healer» es musicalmente multifacético, descaradamente brutal y convincentemente conceptual, es más consistente al estar interpretado y compuesto con el máximo entusiasmo y confianza por parte de los músicos de JOB FOR A COWBOY.
«Comenzamos a sentar las bases para este álbum en 2018. Al estar tan ocupados como estábamos en la vida, logramos ir poco a poco. Este ritmo lento nos dio mucho más tiempo para analizar y analizar lo que estábamos haciendo, lo que a su vez ayudó a hacer un mejor álbum», comentaba el señor Davy y remata de la siguiente manera, «La evolución de nuestro sonido se ha convertido en una gran parte de la banda. A medida que maduramos como músicos, nuestros gustos e intereses se expanden naturalmente. Con la edad vienen más experiencias e ideas que no hubiéramos considerado en nuestros primeros años».
En esta nueva producción encontramos un nuevo panorama o paisaje para el protagonista de su disco anterior, hay secuencia de hechos y sensaciones. En donde en lugar de descender a la locura, el personaje logra la trascendencia a través de la indulgencia química. En parte, la creatividad e inspiración son asombrosas por su composición enraizada en el flujo de la conciencia del individuo en cuestión.
La experimentada y veterana discográfica estadounidense METAL BLADE RECORDS, distribuida por SONY BMG Music Entertainment, le da el espaldarazo a la banda en esta nueva aventura que se inició en los AUDIOHAMMER STUDIOS, ubicados en la ciudad de La Florida, propiedad de quien fue el productor Jason Suecof, que ha trabajado anteriormente hasta en tres ocasiones con ellos y con bandas del nivel de DEICIDE o THE BLACK DAHLIA MURDER.
A este aspecto el señor Davy comenta: «Jason Suecof tiene un oído sobrenatural que le permite encontrar el potencial oculto en la música. Hemos pasado por este mismo ritual con Jason por multitud de razones. Pero la más obvia es que es un compositor, guitarrista e incluso vocalista magistral. Tiene oído para ideas que aparentemente muy pocos tienen. Él entiende totalmente de dónde venimos como banda».
Un dato a tener en cuenta, que mencionamos antes y que fortalece a JOB FOR A COWBOY es el estreno en las percusiones de Koperweis, que ya era conocido desde la adolescencia por el vocalista al trabajar en proyectos paralelos y que al militar un tiempo en la banda ANIMOSITY con los que coincidieron en varias giras su ficha era cercano. Actualmente es parte de la banda ENTHEOS, pero aporta un carácter indomable en los parches muy disfrutable.
Los 8 temas de «Moon Healer» son un viaje en tonos de Death Metal Técnico Progresivo Extremo experimental, son muchos adjetivos que se quedan cortos entre acordes de cada pista, es la introducción perfecta a un espacio complejo existencial utilizando situaciones ficticias muy reflexivas sobre la existencia misma, profundizando en una adoración sonora y lírica con o sin la necesidad de sustancias psicoactivas u otro estupefaciente.
El disco comienza con «Beyond the Chemical Doorway». Su título es un pernicioso y truculento juego de palabras. Los estadounidenses le dan crédito a sus esfuerzos por aprovechar la capacidad del cerebro para derribar las inhibiciones y producir visiones horribles. En palabras del vocalista: «Cuando estaba bajo la influencia de estas drogas, este individuo afirmó haber encontrado entidades y encontrarse en mundos indescriptibles que desafían la comprensión racional». Muchos de los que pasan por tales experiencias establecen paralelos intrigantes entre diversas facetas de la filosofía gnóstica, las representaciones bíblicas de ángeles y las etapas del Bardo delineadas en el Libro tibetano de los muertos. Menuda sugerencia para tan solo 4 minutos de duración, donde musicalmente encontramos a Mr. Glassman en la guitarra solista, sacudiéndonos desde los esenciales riffs que atizan nuestros sentidos con una asequibilidad tremenda. Todos los instrumentos están en conjunto y las misceláneas tonalidades de los graves de Mr. Schendzielos son placenteras.
«Etched in Oblivion» es la seña de este corte y de todo el disco. JOB FOR A COWBOY son intensos pero con una finura que han invernado todo este tiempo que nos han tenido esperando. Los vaivenes de los compases son increíbles. «Grinding Wheels of Ophanim» muestra una madurez en la orquestación que es un logro alcanzado, notable cuando disfrutamos de esos cambios convulsivos de los acordes estilizados con distorsiones que basan su potencia en las habilidades de estos artistas. Las escalas son simplemente inverosímiles. «The Sun Gave Me Ashes So I Sought Out the Moon» tiene un inicio en off con la calidad detrás de los tambores de Mr. Koperweis y los instrumentos de cuerda creando una hermosa vibra melódica que se mezcla con el Death Metal Extremo que nos devasta con sus notas y tempos. Además, la mejora de un solo de Mr. Glassman es pletórica, de mis favoritas del disco. «Into the Crystalline Crypts» presenta una composición proporcionadamente interesante. La instrumentación aporta una vibra de Death Metal Técnico Progresivo forjado en la Vieja Escuela, con una distintiva y destacada parte en los sonidos graves de Mr. Schendzielos con unos riffs profundos y vibrantes que contribuyen al caos de esta canción. Hay que mencionar que posee referencias sugeridas en las filosofías de Carl Jung sobre la muerte del ego y su relación con el consumo de drogas. Es un corte con un tratado en toda regla.
«A Sorrow-Filled Moon», el protagonista de toda esta secuencia de canciones que partió desde el disco anterior, es infinito en su motivación para ser la musa de JOB FOR A COWBOY. Aunque la complejidad de su arquitectura musical sea ilimitada, el incontable número de riffs y acordes que utilizan es innumerable, teniendo muy en cuenta la parte vocal de Mr. Davy, que es el aliciente necesario. «The Agony Seeping Storm», el primer sencillo, es un híbrido matemáticamente alucinante de Death Metal Extremo contundente y específicamente especializado en poseer acordes poco convencionales que se hace eco del parecido de experimentalistas legendarios de otras bandas del género, poseedora de una melodía con la que es fácil identificarse. Cuando dice: «Me encuentro contagiosamente esperando vislumbrar el sol lúgubre. Pero en cambio, está poseída mi sombra de la luz de la luna cuando comienza la noche», habla de cómo algunas personas buscan continuamente luz dentro de su oscuridad, pero la oscuridad persistente sigue apareciendo en sus vidas. Es una canción pesarosa pero bien escrita, parecida a la existencia habitual de muchos. Además, posee un video bastante atrayente en sus personajes y relato de los hechos.
«The Forever Rot» , la postrera canción, posee un animoso contraste en sus armonías y tonos, profundizando en una melodía de guitarra solitaria e inquietante por parte de Mr. Sannicandro, que evoluciona en velocidad brillantemente con unos arpegios serenos pero compactos. JOB FOR A COWBOY en este disco posterga las percepciones preconcebidas que teníamos de ellos. En toda la producción retuercen figurativamente las partes vocales, con formas de acordes y melodías en bucles de infinita interpretación para hacer un disco digno del género y de su discografía. Además, nuevamente el video es interesante por la secuencia que tiene con el anterior, deliberando para determinar cuál es el orden de los mismos.
Vale la pena volver a escucharlo desde el principio. Como en un viaje psicodélico particularmente fuerte que salió mal, JOB FOR A COWBOY interpreta y describe «Moon Healer» como la segunda parte de un concepto oscuro y surrealista que comenzó con la larga duración «Sun Eater» del año 2014. Fue como un asunto pendiente que necesitaba completarse en algún momento, y este momento ha llegado. «»Sun Eater» era un arreglo de melodías inspiradas en un amigo cercano de la banda que perdió el contacto con la realidad debido al consumo excesivo de drogas duras», comenta Mr. Davy. «Esta persona estaba predispuesta o ya experimentaba síntomas de trastorno bipolar y esquizofrenia. Creían que las drogas les estaban proporcionando epifanías reveladoras. Creían que las drogas les permitían cruzar a una realidad más cercana a Dios. Del mismo modo, no tenían la conciencia de que estaban cayendo en las profundidades de su propia enfermedad mental. Las canciones reflejaban los pensamientos, ideas y situaciones que encontró esta persona». Apostaría a que conocemos a alguien así o hemos estado cerca de alguien con estas características.
JOB FOR A COWBOY logra en esta nueva producción mucha espontaneidad y experimentación en todos los aspectos. Aunque no parezca, «Moon Healer» posee añoranza y morriña por el Death Metal Técnico Melódico que se forjó en el siglo pasado. Con trabajos como este, se mantiene cargado de relevancia, sustancia y casi esencial para aquellos que quieren ser sustanciales, como el protagonista de esta secuela que los estadounidenses han esculpido con mucha maestría.
Crítica de Pepe Cortez